“No importa cuánto tiempo hayas pasado en una relación, tampoco importa cuántas rupturas amorosas o
batallas mal libradas hayas tenido: un día comprendes que ninguna de
esas personas fue un accidente y que esos raspones de corazón eran
necesarios para que aprendieras algo de ti y de la vida.
Y es que no tener esas experiencias te lleva a conformarte con el primer y único amor, algo que no tiene por qué ser malo; pero lo asumes como lo mejor porque es lo único que has conocido. La falta de experiencia nos lleva a conformarnos con amores a medias, relaciones péndulo, amores inseguros a los que uno entrega el corazón sin saber qué es lo que tendremos de vuelta.
Y el dicho de “nadie experimenta en cabeza ajena” es completamente cierto: tu mamá, tus amigas, pueden darte uno y mil consejos, pero en esto del amor no hay más que experimentar el propio dolor para aprender las lecciones de la vida.
Pero gracias a esas experiencias dolorosas aprendemos a luchar, a levantarnos, a secarnos las lágrimas y a seguir; es ahí donde descubrimos que sin espina no hay rosa, y aprendemos también lo que no queremos en nuestra vida; es así como construimos nuestro propio reglamente, basado en la vida real, en aquellas cosas que nos entristecen y las que nos hacen sentir felices.
Y así aprendí que:
Si alguien quiere estar en tu vida, está Sin excusas ni pretextos.
Si alguien quiere llamarte, te llama.
Y es que no tener esas experiencias te lleva a conformarte con el primer y único amor, algo que no tiene por qué ser malo; pero lo asumes como lo mejor porque es lo único que has conocido. La falta de experiencia nos lleva a conformarnos con amores a medias, relaciones péndulo, amores inseguros a los que uno entrega el corazón sin saber qué es lo que tendremos de vuelta.
Y el dicho de “nadie experimenta en cabeza ajena” es completamente cierto: tu mamá, tus amigas, pueden darte uno y mil consejos, pero en esto del amor no hay más que experimentar el propio dolor para aprender las lecciones de la vida.
Pero gracias a esas experiencias dolorosas aprendemos a luchar, a levantarnos, a secarnos las lágrimas y a seguir; es ahí donde descubrimos que sin espina no hay rosa, y aprendemos también lo que no queremos en nuestra vida; es así como construimos nuestro propio reglamente, basado en la vida real, en aquellas cosas que nos entristecen y las que nos hacen sentir felices.
Y así aprendí que:
Si alguien quiere estar en tu vida, está Sin excusas ni pretextos.
Si alguien quiere llamarte, te llama.
No hay comentarios :
Publicar un comentario