Es difícil no esperar nada de las
personas con las que interactuamos o de alguna forma sus acciones tienen
influencias en nuestras vidas. Sin embargo establecernos ideas
preconcebidas nos puede traer gran frustración, ya que nuestras
expectativas estarán determinadas por nuestra manera de ver el mundo,
que no necesariamente coincidirá con la del resto de las personas.
Cada uno de nosotros establece
prioridades, piensa y decide de acuerdo a sus propios criterios, solemos
colocarnos en el rol de los demás, no con intenciones de entenderlos,
sino de juzgar sus acciones por lo distantes que pueden ser de las que
nosotros llevaríamos a cabo de estar en su lugar.
Resulta que el respeto incluye ofrecerle
la libertad a cada quien de actuar de acuerdo a su conveniencia,
obviamente tomando las acciones adecuadas cuando esas acciones nos
desfavorecen. Pero dándole a cada quien la posibilidad de actuar de
acuerdo a sus recursos, evitando en lo posible establecer juicios de
opinión, sino más bien confiando en que cada quien hará lo mejor posible
con sus herramientas, e inclusive esperando aprender de las decisiones
de los demás.
Para no decepcionarnos debemos dejar de
esperar y de crearnos escenarios imaginarios en nuestra mente, todos
somos diferentes y el no aceptarlo es causa de frustración. Todos tienen
capacidades de sorprendernos positivamente, pero no visto desde la
predisposición de que alguien no hará lo que esperamos que haga y
sorprendernos con que efectivamente actuó de acuerdo a nuestras
expectativas, sino desde la posición de quien no espera nada y valora
entusiastamente lo que recibe.
La decepción es una manera de medir la
desviación entre lo que obtenemos y lo que esperábamos, cuando no
esperamos nada, no nos vemos expuestos a decepcionarnos. Esto no debe
vincularse a no estar claros con lo que nos merecemos. Debemos tener
conceptos claros de nuestro valor y lo que estaríamos dispuestos a dar y
a recibir, pero evitando las formas estrictas que nos puede dar nuestra
mente en relación a las expectativas.
Confiemos en quienes nos rodean, démosle
la libertad de actuar sin presiones, dejemos de escribirles sus
libretos y estemos relajados en cuanto a lo que van a escribir con su
puño y letra puede ser lo más beneficioso para nosotros.
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