martes, 21 de junio de 2016

YO Y LA PUTA OSCURIDAD


No lo entiendo. ¿Cuándo, de repente todo se volvió tan oscuro, sin vida…? Sin sentido? Esto parece ser un castigo al que estoy destinado. Tal vez no nací para ser feliz o me aferro tanto a la oscura realidad que no me dejo disfrutar. Y ahora debe de envolverme con su cruel abrogo de pieles de matanza. Pero no importa supongo. Después de todo, ya estoy podrido, tanto mental como emocionalmente. Pierdo la capacidad de sentir algo por la gente. El odio ha dejado de existir. El amor se está desvaneciendo. ¿La felicidad? no fui capaz de verla y ahora se ha cansado de esperar a que pudiera encontrarla, ahora se va con el viento y sus hojas. La tristeza me embarga pero no puedo pararlo. Es como tratar de para un tren en movimiento. Todo se aleja de mí y yo, como un idiota que soy, me aferro a las ventanas del tren mientras corro. Esperando a que alguien saque la mano por la ventana y me la tienda. Pero esto no es una película, y mis emociones se alejan en ese tren invisible y lleno de sentimientos, tanto puros como no. Pero, ¿Quién dijo que tenía que aferrarme a ello? Nadie. Así es. Yo solo tome las peores decisiones de mi vida y ahora tengo que pagar el precio por mis equivocaciones.
Miro al horizonte y mientras más se esconde el sol en el atardecer, no puedo evitar relacionarlo conmigo mismo. Escondiéndome y sufriendo en soledad. Porque a eso estoy destinado. Una vida llena de dolor y sufrimiento en la cual… ahora me decido, protegeré a quien pueda, de mi mismo, de ellos mismos, y de la realidad. Aunque vivan una mentira, quiero que por lo menos mueran felices.

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